Thursday 14 August 2014

El despertar.

En su dolor despertó una madrugada, recostado sobre sus sábanas de seda, sus ojos aún cerrados. A su tacto se habían vuelto ásperas y al deslizarse sobre sus piernas parecían irritarlas. Su piel entonces emitía un quejumbroso chirrido, y tornábase árida, sedienta en sudor. Así fue como su cuerpo las vislumbró, y al percibirlas se percibió. Pues la seda ya no era seda, y él ya no era él.

No comments:

Post a Comment